Fashion Forward -Trois siècles de mode-

02/08/2016

Aquí estoy, por enésima ocasión, abordando este post que se me antoja complejo de finalizar para por fin darle al botón de publicar y que aparezca en su correspondiente fecha.

Podría hacer que me resultase más fácil redactarlo con el mero hecho de dejar un montón de imágenes sin referencias, que aún así los verdaderos seguidores de la moda y su historia podrían asignar a sus autores sin mucho esfuerzo, y luego, escribir algo sencillo sobre lo que sentí al visitar esta fantástica exposición. Al fin y al cabo la mayoría de los textos de los blogs van de eso, de transmitir una opinión provocada por la experiencia. Pero el querer ser rigurosa, sobre todo cuando se trata de contenidos posiblemente útiles a largo plazo para todos aquellos que se lanzan a las búsquedas por internet, me imposibilita quedarme en ese nivel, aún a sabiendas que estos posts tan completos en cuanto a información luego suelen ser los que menos trafico y visita suscitan. ¿Será que el público que se dice amante de la moda lo único que le interesa son los streets style? Puede… y puede que por ese motivo, estando de vacaciones me apetezca un carajo ponerme a cotejar datos y redactar texto durante horas… jejejej.

Así, que tras exorcizarme de la pereza estival… allá va el comienzo real del post.

En mi última visita a París, encajonado entre otros compromisos, encontré un momento para escaparme de los deberes laborales e irme a disfrutar del que sin duda, y desde hace mucho años, es mi museo favorito. ¡¡Adivinad!! Sí, el de las Artes Decorativas. Por sus exposiciones y por su librería. Y es que cada año nos deleitan con una expo de esas que hacen soñar. Este año, y al mismo tiempo que la que hoy os traigo, una dedicada a la muñeca Barbie que hacía que la entrada pareciese un chiquipark por la cantidad de niños allí congregados. En el 2015 nos intrigó descubrir el universo del botón a través de Deboutonner la Mode, que ahora que caigo no sé cómo se nos escapó hacerle un post, en el 2014 vimos la de Dries Van Noten y sus Inspirations, ese mismo año la que abarca la escena de la joyería contemporánea y de toda la ruta nos quedamos con las joyas de Chanel para dedicarle este post, en el 2013 observamos atónitos más joyas, esta vez de Van Cleef & Arpels, y además, el recorrido histórico de Fashioning Fashion, en el año 2012 gran homenaje al trabajo de Marc Jacobs para Louis Vuitton, un año antes, en el 2011 tuvieron que ampliar el calendario de exhibición en dos ocasiones porque todo el mundo quería visitar  Hussein Chalayan, récits de mode, en 2009 me quedé fascinada con la de Madeleine Vionnet y la de Sonia Rykiel que tambien visité pero en la que me pillaron haciendo fotos y me quedé sin material con el que ilustrar el post…  y sí, su librería también es una maravilla. Como habéis comprobado, lo nuestro son la exposiciones y estar al tanto sobre cuándo será la próxima para ajustarla en el calendario de visitas a la ciudad.

En su última puesta en escena sacan a la luz la gran colección textil que poseen en este Musée des Arts Decoratifs fundado en S.XIX para recopilar el legado de las distintas artes aplicadas al tejido.

Tenemos que pensar que la moda es para Francia lo que las minas de plata supusieron para España en su momento, desde que Louis XIV y su ministro Colbert forjaron una serie de leyes proteccionistas entorno al tema de los tejidos, los fabricantes y las innovaciones surgidas en el S.XVII sobre nuevas técnicas de manufactura, las tinturas nacionales o tarifas aduaneras para cualquier importación, haciendo que desde entonces sea el estado el encargado de proteger la moda como uno de sus grandes bienes nacionales. De eso hace más de tres siglos, así que no pretendamos otros países equipararnos e intentar desbancar a Francia, o París, como la capital de la moda. No lo conseguiremos.

Y así, con esta lección de moda no relacionada con las tendencias es como nos adentramos en el abundante legado conservado en este museo donde nos van guiando de manera cronológica en el arte del vestir.

¡¡Comencemos el recorrido dando un gran salto en el tiempo!!

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A la derecha, bayan, vestido masculino para casa inspirado en la ropa de asía oriental y persia. 1720-1730

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En el centro, vestido verde Robe à la française, entorno a 1740, con abertura en el frontal y cubierto con una pieza sobre el estómago. Además, se complementa con un abrigo y falda.

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Vestido de flores realizado en seda china blanca (del 1760) con parte superior “plis à la Watteau”, nombre que se le da a ese doble pliegue que surge en la parte alta de la espalda y que el pintor Antoine Watteau en tantas ocasiones representó en sus cuadros. El vestido es un claro ejemplo de las técnicas de tintura, tejido e impresión desarrolladas en la segunda mitad del S.XVIII

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Habit à la française (del 1770-1780) compuesto por tres piezas: casaca, chaleco y culotte. Bordados con estrás, lentejuelas y canutillos de hilo metálico. La moda masculina comienza a ser más filiforme que las décadas anteriores en lo que se refiere a volúmenes.

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En detalle el vestido principal de la imagen robe de cour,  1778, un estilo de vestimenta con la pechera muy abierta, incluso con los hombre al aire, impuesta por Luis XIV, para los vestidos femeninos de la corte.

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Muñecas para mostrar las propuestas de vestidos a las clientas.

Muñecas que viajaban entre las distintas corte europeas extendiéndose de ese modo ciertos estilos.

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En esta imagen, chaqueta masculina roja conocida como habit Dégagé, 1795-1799, utilizada durante el Directorio (período previo a Napoleón) y Primer Imperio (o Imperio Napoleónico).

Si el armario de la mujer conoce sucesivas y profundas mutaciones, el armario del hombre pasa por el mismo proceso con un tipo de chaquetas que se acortan en el frontal y se alargan hasta las rodillas en la parte trasera, dando como resultado el Frac (una chaqueta muy relacionada con la revolución francesa).

Para las mujeres se impone un sentido estético donde el gusto y la inspiración surgen de la antigüedad, como el vestido principal de la imagen, 1795-1800, en tonalidades claras, generalmente en lino blanco,  bordado y corte imperio, bajo el pecho.

Estos vestidos blancos a su vez se combinaban con una chaquetilla, en esta caso de color negro, conocida como Spencer, 1804-1815, novedad llegada desde Inglaterra y que recibe este nombre por el Lord Spencer . Una chaquetilla que proviene del armario masculino, con colores y ornamentos más audaces, y también, más abrigada, por qué no decirlo, frente a la sutileza de la vestimenta neoclásica.

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Los vestidos de corte, de la imagen, de 1815 1825, dan comienzo al S,.XIX. Un vestido estilo el de la coronación de la Emperatriz Josephine, diseño de Jean-Baptiste Isabel (quien fue como una especie de  “wedding planner” para el evento) se convertirá en la referencia de la época.

Este vestido, en concreto, de una época más tardía, constata la permanencia del estilo durante el período de la Restauración.

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Robe à transformation del 1862 aprox. perfectamente conservado gracias a la familia donante,  es el perfecto símbolo del feminidad en las vestimentas del Segunda Imperio. El nombre de transformación se debe a que se puede convertir en dos looks diferentes ya que el vestido y la parte superior son independientes. Se obtiene con una misma falta conjugada con dos partes superiores distintas, dos combinaciones. Bajo la misma, una crinolina, para acentuar la parte baja piramidal de la falda.

Los colores intensos se deben al descubrimiento de la mauveine, primera industria del tinte sintético descubierta por William Henry Perkin, en 1856, mientras buscaba una solución para la malaria, y que tendrá una gran importancia en la revolución industrial textil.

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Vestido a rayas, de entre 1868-1872, compuesto por tres partes. Final segundo imperio.

Solo hay que imaginar una obre de Claude Monet y sus cuadros impresionistas para dar cabida al entorno de estos dos vestidos.

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Les “modes parisienes” un juego para combinar looks, de 1860, fabricado por Matenet, una empresa especializa en juegos realizados en cartonajes, compuesto por 2 muñecas, quince vestidos y quince sombreros en papel troquelado.

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Chaqueta de 1870-1880, una de las piezas más exquisitas de la expo, al menos para mi gusto y para disfrutarla al detalle, pensada como chaquetilla de exterior, para lucir de día, pero que se podía utilizar según cómo para los bailes nocturnos.

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Atribuido a Jacques Doucet, esta chaqueta 1898-1900, perteneció a Cléo de Mérode, una importante baillarina del ballet de la Opera de parís, quien cuenta en sus memoria cómo el diseñador se convirtió en su couturier de referencia. De ahí que se piense que esta chaqueta fantásticamente bordada le pertenecía en diseño y confección a él.

A finales de los años 60 su gobernanta donó gran parte de su guardarropa así como algunos vestidos utilizados en escena que a día de hoy conserva el museo.

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De arriba a abajo, una de las chaquetillas que más me llamó la atención en el recorrido de la exposición, supongo por la profusión de detalles.

En el centro, Mariano Fortuny  y su afamado Delphos, de 1910-1915. Realizado en satén de seda gris perla. Sus vestidos los lucieron relevantes mujeres de la época como Isadora Dunan, Sarah Bernahardt o la Marquesa Casati.

A la izquierda, de las Callot Soeurs (hermanas Callot), vestido de 1909-1910. Cuatro hermanas que venían del universo de la lencería se pasan a la costura con gran éxito. Tanto, que será aquí donde Madeleine Vionnet, decida trabajar como aprendiz.

El vestido expuesto, de estilo Directorio, está realizado en satín amarillo velado por tul bordado con hilo oxidado rosa y oro.

 

A la derecha, Kimono Babani, 1905-1910. Abiertos los negocios del Bulevar Haussmann, en 1894 Vitaldi Baban abre la tienda Babani especialista en la venta de objetos asiáticos y del medio oriente, con kimonos como este confeccionados en Kyoto y vendidos bajo su etiqueta.

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Al frente, vestido de noche de 1925, firmado por Gabrielle Chanel, compuesto por un túnica ligeramente evasé sobre una falda. Piezas muy representativas de los cambios producidos en la moda, dada a una vertiente más simplificada debido, en parte, a los racionamientos en tejidos que se viven desde el final de la Primera Guerra Mundial. En cambio no faltan los detalles de ornamentación a través de los bordados en dorado y multicolor que aportan brillo y luminosidad.

Al fondo de la image, a la derecha, capa de Jeanne Lanvin, colección de verano, 1923.

Una vez finalizada la Primera Guerra Mundial, las casas de moda toman como referencia e inspiración las antiguas colonias francesas del norte de África. De ahí sale este tipo de capa de estilo beréber, confeccionada en lamé de seda dorado y bordada con hilos oro y negro.

Aquí, la expo que pudimos visitar de ella hace un año en el Palais Galliera.

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Hemos llegado a uno de los vestidos que más me gustó de la exposición, este en color rojo con bordados de caballos en negativo, firmado por Madeleine Vionnet, del invierno de 1921 a 1922.

La diseñadora, tras llegar a ser primera de taller para las hermanas Callot, y trabajar durante un tiempo para Jacques Doucet, funda su propia maison en 1912, pero no será hasta 10 años más tarde cuando se convierta en una de las principales casas de París. Famosa por trabajar sus modelos sobre una muñeca de 60cm de alto, sobre la que daba forma, drapeaba y desarrollaba sus ideas, también lo es por ser la descubridora del corte al biés, que tan extendido se hará durante los años 30.

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Capa de noche de Elsa Schiaparelli, invierno 1938-1939. Esta capa, de la que existen dos unidades, es una de las piezas más emblemáticas de la colección “Cosmique”. Bordada en dorado por Lesage sobre fucsia, uno de los colores dominantes de la diseñadora que terminará por ser conocido como “shocking pink” dando además nombre para al primer perfume de la casa y título a sus memorias, hace de este sol/medusa el auténtico protagonista de la capa.

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A la izquierda, vestido de noche de Mainbocher, colección invierno 1937-1938. Un diseñador que probablemente le suene a muy poca gente, a no ser que seáis fieles seguidores de las andanzas de la Duquesa de Windsor, Wallis Simpson, a quien diseñó su vestido de boda (1937) en un tono de azul que a partir de entonces se conocería como “azul wallis”.

Antiguo redactor jefe de Vogue France, Main Rousseau Bocher, deja su actividad como periodista para en 1929 convertirse en el primer americano en abrir una casa de costura en París. Los éxitos le acompañaron desde los salones situados en la Avenue George V, vistiendo a la clientela más célebre de la época, y fue reconocido por ser el inventor del primer palabra de honor, que se mantenía gracias a las ballenas internas y podía lucir sin tirantes.

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Tras terminar el recorrido por esta zona, que de manera perimetral nos iba haciendo un recorrido por 300 años de historia de la moda… de pronto, el acceso a la sala principal de la exhibición. Donde con luz natural (cosa rara en las exposiciones de moda) y sobre un montaje en el que predominan los tonos claros, vemos brillar sobre una estructura en forma de escaleras que suben y bajan, la moda de los años 40 hasta la actualidad.

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En el centro, vestido de noche en color negro de Jacques Fath, otoño/invierno 1946-1947, conocido como  el gran diseñador del período de la Ocupación, fue creado justo al finalizar la guerra, cuando las penurias de materiales se reflejan en por ejemplo la mezcolanza de tejidos entre las diversas partes del vestido o los drapeados para dar mayor volumen a cuerpos demasiado delgados.

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Magistral la escalera frente a la que me encuentro ahora.

Como plato principal y situado en el centro, a la altura de la vista, la gran revolución de CHRISTIAN DIOR y su New Look.

El 12 de febrero del 1947, se producía el desfile inaugural de la casa de costura Christian Dior recién fundada en el número 30 de la Avenue Montaigne, y aunque estaba inspirada en el número 8, pasó a la historia como el “New look”, expresión otorgada por Carmen Snow, redactora de Harper´s Bazaar, con un estilo totalmente opuesto al de la Ocupación, en el que se pretendía redondear la forma de las caderas de la mujer, marcar la cintura, y dar relevancia al pecho.

Es tal el éxito de esta nueva imagen y propuesta, que el New Look se convierte en el responsable del relanzamiento de la industria del lujo del textil francés, restaurando París como capital de la moda.

A la derecha, vestido negro con abrigo cortes estilo pagoda en tono dorado, Adelaïde, primavera-verano 1948, también obra de CHRISTIAN DIOR. Recibe este nombre en memoria a Marie Adelaïde de France, cuarta hija de Louis XV.

Otro más de CHRISTIAN DIOR, es el vestido de flores que comienza el descenso de la escalera hacia la izquierda, de nombre May, de la colección primavera-verano 1953. Compuesto por distintas piezas. Por un lado tiene un corsé-bustier, y por otro, la falda, la cual obtiene su gran volumen gracias a la cantidad de capas de tul y consigue un efecto dinámico gracias al bordado en degradado que la decora.

En primer término, a la izquierda, en color mostaza, un diseño de CHARLES JAMES, titulado Cygne, que significa cisne, de la colección otoño-invierno 1955-1956. Se trata de un diseñador anglo-americano que realizó casi toda su carrera en los EE.UU, aunque su obra se inscribe dentro de la historia de la alta costura francesa por ser unos de sus precursores y amplificadores de la tendencia al otro lado del charco, pese que allí no se lograba establecer este tipo de consumo haciendo que sus diseñadores casi malviviesen.

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Por último, al frente, vestido de noche palabra de honor en color rosa palo de la colección primavera-verano 1958, firmado por CRISTÓBAL BALENCIAGA.

Corto por delante, largo por detrás y con un volante bajo, está confeccionada en gazar, uno de los materiales predilectos del diseñador ya que este permite mantener los volúmenes de las formas.

Atrás, en un color fresa intenso, otro diseño de CRISTÓBAL BALENCIAGA, de la colección otoño-invierno 1954-1955.

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Como podréis imaginar, ya solo en esta escalinata estaba loca por todo lo que estaba viendo y disfrutando, pero todavía quedaba mucho más recorrido.

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Y entonces, llegas a la siguiente curva de esta escalinata de izquierda a derecha, porque visualmente lo pide así la lectura que solemos hacer de las imágenes, pero creo que deberíamos ir al contrario para seguir el sentido de la moda:

1- Capa naranja con aberturas frontales y vestido de inspiración oriental PIERRE CARDIN O/W 1966-1967. Después de trabajar para Christian Dior el diseñador abre su propia casa de costura en 1957.

Sin duda este modelo representa con claridad el hecho de la propuesta hecha por Courrèges, en 1965, en cuanto a la minifalda y el patronaje, había sido bien acogida también por Cardin.

2-Abrigo a cuadros beig y negro HUBERT DE GIVENCHY P/V 1969.

Formado en Elsa Schiaparelli y Jacques Farth, Givenchy crea su propia firma en 1952, dirigida a una clientela joven, siendo el primero en adentrarse en el universo de lo que más tarde sería el prêt-à-porter a través de su línea Givenchy Université, lanzada en 1954. En precisamente en este época cuando se conocen el diseñador y la actriz Audrey Hepburn que vestirá sus creaciones tanto en la calle como en la pantalla.

Discípulo y amigo de Balenciaga, Givenchy siempre jugó con un mismo concepto de ideal de la costura y feminidad, muy particular que se vería reflejado a lo largo de su carrera, prolongando por ejemplo la estética de los años 50 hacia los 60

3-Traje chaqueta con falda, en colores rosa, naranja y beig, firmado por EMANUEL UNGARO, de la colección otoño-invierno 1969-1970, quien abre su propia casa de costura en el año 1965 tras ser primera aguja de taller en Balenziaga y colaborador de Andrè Courrèges.

4-Look de pantalón y chaqueta con top, en color marfil y perfilado en negro, de ANDRÉ COURRÈGES, colección primavera-verano 1965.

La revista Elle, en su número de marzo de 1965, decía del diseñador que era lo nunca antes visto. Esta colección reformula el armario de la mujer moderna haciendo que el pantalón se comience a utilizar en cualquier ocasión así como las minifaldas. También fue el precursor en la utilización de las técnicas del diseño industrial aplicadas al textil y de introducir el marketing asociado a las ventas. De ese modo es cómo comercializa sus tres líneas: “Prototype”, que vendría a ser la línea de Alta Costura, “Couture Future”, de prêt-à-porter, e “Hyperbole”, destinada a comercializarse con gran difusión.

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A la izquierda, vestido de noche y capa de la colección otoño-invierno 1961-1962, por CRISTÓBAL BALENCIAGA, es la perfecta muestra de la búsqueda del volumen por el diseñador, componiendo la figura como de si tratase de diversos pisos, en el que va tomando mayor volumen según asciende.

En el centro, dos piezas de noche, firmado por GABRIELLE CHANEL, de la colección primavera-verano 1967. Se trata de una variación del traje chaqueta firma de la casa esta vez con un tejido lujoso.

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Dos creaciones de PACO RABANNE. La pieza en metal, de la colección primavera-verano 1968.

Como él mismo afirmaba, Paco Rabanne nunca se consideró un diseñador de moda, sino un técnico, o cómo otros lo nombraban “un metalúrgico de la moda”, debido a la utilización de materiales no propios de la costura, para lanzar un mensaje sobre la poca utilizada de sus prendas que no servían para resguardar del frío o del calor. Aún así, desde su primer desfile en 1966, suscita un gran interés por su parte artística obteniendo una gran repercusión mediática gracias a vestir a relevantes mujeres, como  Françoise Hardy o Brigitte Bardot, quienes lucieron en numerosas ocasiones sus creaciones.

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De las tres túnicas, en el centro, CHLOÉ por Karl Lagerfeld, del año 1971.

Chloè es una casa de prêt-à-porter de lujo que durante los años 60 y 70, cuenta con diversos diseñadores para ejecutar sus colecciones, entre ellos y mayoritariamente, Karl Lagerfeld. Este vestido en concreto fue diseñado por la firma para la cantante Régine y la fiesta de apertura de su club parisino Regineskaia, en un estilo que crea un claro quiebre con el futurismo y la monocromía reinante durante los años 60. Lagerfeld, inspirado por la obra de Gustav Kimt realizada una composición de colores que serán pintados a mano por la diseñadora de tejidos Nicole Lefort, abriendo así un universo de inspiración que más tarde llegaría desde Oriente, el cual se puede apreciar en las otras piezas expuestas.

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En el centro, una de las exquisitas pieza de la Madame GRÈS, de la temporada primavera-verano 1976.

Confeccionado en punto de seda, la diseñadora solía trabajar sus vestidos sobre un maniquí donde iba modelando el tejido, al tiempo que estudiaba lo que esta requería para que se amoldase al cuerpo asemejando una túnica mojada inspirada en las de la pintura y escultura clásica, retomando la síntesis del clasicismo aplicado a la costura que inició Madeleine Vionnet.

A la derecha, capa y vestido, de la colección otoño-invierno 1970-1971, firmado por KENZO.

Kenzo Takada será el primer japonés en presentar sus colecciones en París, gracias a la plataforma “Créateurs et Industriels”, tras abrir su primera tienda en 1970, llamada Jungle Jap.

A la izquierda, vestido Picasso de YVES SAINT LAURENT, otoño-invierno 1979-1980, pieza clave de la colección inspirada en el ballet de Serge Diaghilev y su colaboración con Picasso.

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Uno se puede cansar de lo datos más técnicos de cada una de las prendas expuestas, pero nunca se cansa se admirar la belleza que se puede alcanzar a través de una piezas de textil.

A la izquierda, vestido en piel morada con bordado frontal de CLAUDE MONTANA, de la colección primavera-verano 1979.

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A la derecha, dos piezas de ISSEY MIYAKE, de la colección otoño-invierno 1980-1981, el corsé o coraza está fabricado en madera lacada.

Un poco más atrás, a su izquierda, el famoso smoking de YVES SAINT LAURENT, de la colección primavera-verano 1982, y que muchos recordarán gracias a las imágenes de Catherine Deneuve retratada por Helmut Newton en 1981.

La siguiente pieza, esa especie de amasijo textil en color negro, que en realidad es un juego de tres tonalidades: negro, marino y gris, pertenece a la colección de COMMES DES GARÇONS, del otoño-invierno de 1984-1985. La fundadora de la marca, Rei Kawakubo, surge en la escena del diseño de moda rompiendo moldes estilísticos gracias a su carácter creativo y códigos de marca.

En la parte más elevada de la escalera, con espalda escotada, repleta de flores en el bajo, un diseño de THIERRY MUGLER, colección otoño-invierno 1987-1988.

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Magistral JEAN PAUL GAULTIER.

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En el centro de la imagen, vestido de HELMUT LANG, primavera-verano 1991. Rey del minimalismo extremo, una tendencia que llegó para abrir una marcada brecha entre la tendencia barroca de los año 80 y lo que nos depararían los 90, este vestido se compone de dos paneles de tejido en poliéster en color carne, abrochado por uno de los laterales.

A la derecha, dos piezas de MARTIN MARGIELA, colección otoño-invierno 1997-1998. Formado en la Academia Real de Bellas Artes de Amberes, el diseñador es uno de los “seis de Amberes”.

A su derecha, vestido rojo intenso firmado por MARTINE SITBON. Colección otoño-invierno 1997-1998.

Detrás, vestido y capar con flecos de la firma DRIES VAN NOTEN, primavera-verano 1999. La apariencia de gran austeridad en sus prendas, se puede tildar de falsa, ya que suele trabajar con materiales de gran riqueza, así como interesantes patrones. Todo sobre su trabajo, en esta expo titulada Inspirations.

A la izquierda desde la pieza central, dos piezas firmado por JEAN PAUL GAULTIER, de la colección otoño-invierno 1994-1995, en la que reinó el exotismo oriental como punto de inspiración.

En la zona más alta de la escalera, dos piezas, estilo kimono de John Galliano para CHRISTIAN DIOR, de la colección primavera-verano 1998. Una de las piezas más representativas del legado creativo que dejó el diseñador tras su período de 1996 hasta 2011 al frente de la casa de costura

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En el centro de la imagen, vestido de noche titulado Mademoiselle Hortensia, de CHRISTIAN LACROIX, colección otoño-invierno 1992-1993. Tras estudiar en la escuela del Louvre, el famoso diseñador pretendía trabajar como conservador del museo, quizá de ahí surgen sus inspiraciones, siempre de recalcado gusto historicista, como este vestido de estilo Regencia, creado en brocado de hortensias doradas sobre negro, motivo típico utilizado en el trabajo de la seda de finales del S.XIX.

A la derecha, vestido Bump Dress, firmado por COMME DES GARÇONS, de la colección primavera-verano 1997, inspirado en el vestido de tejido vichy que lució Brigitte Bardot en su boda, en 1959, reinterpret las formas femeninas dotándola de nuevos volúmenes sin respetar la simetría del cuerpo humano ni las convenciones de las proporciones tal y como se entienden en occidente.

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A la izquierda de la imagen, vestido COMMES DES GARÇONS, primavera-verano 2003, creado por la colaboradora de la firma Junya Watanabe, con tejido que asemeja el estampado de los papeles pintados estilo toiles de Jouy.

Segundo desde la izquierda, creación de Alber Elbaz para LANVIN, primavera-verano 2003, quien fue director creativo de la casa desde el año 2001 hasta el 2015 y de quien pudimos disfrutar de esta fantástica exposición, titulada Manifeste, previamente al comunicado de abandonar la firma.

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En el centro de la imagen, vestido de Nicolas Ghesquière para BALENCIAGA, colección otoño-invierno 2004-2005. Nombrado director creativo de la casa con 26 años, en el año 1997, es reconocido como uno de los diseñadores más prometedores de su generación.

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A la izquierda, CHANEL por Karl Lagerfeld, primavera-verano 2015.

A la derecha de la imagen, uno de los modelos de la colección “Conscious” de H&M inspirada en los archivos del Museo de las Artes Decorativas de París y esta exposición, que evidentemente no podían faltar al ser parte de los promotores de la misma.

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En el centro de la imagen, y en detalle, vestido de GIVENCHY por Ricardo Tisci, de la colección primavera-verano 2016.

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De izquierda a derecha:

COMME DES GARÇONS, vestido en color rojo con volúmenes, primavera-verano 2015.

LOUIS VUITTON por Nicolas Ghesquière, primavera-verano 2015.

MAISON MARTIN MARGIELA por John Galliano, primavera-verano 2015.

VALENTINO por M.G Grazia y P. Piccioli, otoño-invierno 2015-2016.

“N´oubliez jamais que ce qui devient intemporal fut une fois vraiment nouveau” Nicolas Ghesquière.

No olvidéis nunca que eso que se convierte en intemporal, una vez una realmente nuevo.

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Mayte De La Iglesia

Mayte De La Iglesia

Trabajo en moda, hablo sobre moda y vivo la moda. Ese, sin duda, es el principal motivo por el que creé este blog en el 2008. Una plataforma donde compartir de primera mano mis experiencias como fashion insider la cual me ha acompañado todo este tiempo. ¿Te unes?

1 comentario
  • Maite

    24/08/2016 at 17:15 Responder

    Madre del amor hermoso, pedazo de exposición y de post!!!!! Que curiosas las muñecas y el juego

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