Slow Denim

14/10/2016

By Jose Luis Maseda

En las propias palabras de la creadora Faustine Steinmetz, ¿por qué no iba a tener una prenda en denim que usamos con frecuencia la misma importancia que una pieza de alta costura que está destinada a ser llevada una sola vez?

Pues te lo explicamos aquí.

La exquisita galería de arte Joyce que encontrarás en el Palais Royal de París, dedicó hace un tiempo una exposición temporal a la creadora Faustina Steinmetz, también parisina pero exiliada desde hace seis años por voluntad propia a Londres, donde estudió en la no te tengo que presentar más escuela Saint Martins, cantera de famosos talentos moda como Galliano o McQueen entre muchos otros.

Desde su estudio al este de la capital británica, Steinmetz trabaja dando una nueva vida a prendas que ella misma recupera en tiendas o mercadillos de segunda mano. No le interesan las prendas nuevas, sino aquellas que están manchadas o rotas, porque de esa manera el proceso de rehabilitación textil es mucho más enriquecedor.

Enfurecida defensora de la ecología, está en contra del gasto masivo de litros de agua que se necesitan para fabricar un solo pantalón jean, y además todo el proceso de sus prendas está realizado a mano con maquinaria artesanal antigua, en madera y funcionando a pedales, con lo que el gasto en energía eléctrica es cero.

Defensora de los principios buenos para el Planeta al 500%.

Con ayuda de todas las abuelas y señoras mayores que contrata visto que son las únicas herederas de la artesanía tradicional, las prendas de Faustine se convierten en piezas únicas en las que el denim es deshilachado para conseguir por ejemplo un aspecto de peletería, o cortado en bandas y bordado con perlas convirtiéndose en prendas que son bañadas después en grandes tinas de tinte índigo para dejarlas secar al sol.

Más tradicional no se puede.

Con su marca, quiere recrear la relación profunda entre prenda y propietaria, como antes, cuando las prendas se adquirían para mantenerlas en el tiempo e incluso heredarlas de madres a hijas, y no solamente comprarlas de mala calidad y una vez usadas una temporada acabar en la basura.

El frenesí de consumismo de la moda le resulta trágico, pretendiendo poco a poco cambiar la manera de adquirir moda, filosofía creativa que como resultado la convirtió en una de las finalistas del último y lujoso LVMH Prize.

La moda puede cambiar mentalidades. Estamos de acuerdo.

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