Postura Costura

03/02/2017

¿Y si de repente, imagina, te convirtieses en una de esas despreocupadas monetariamente y asiduas clientas de la Alta Costura?

Pues eso me he preguntado yo. ¿Quieres saber más?

Costura 2

Resulta que una vez más hemos podido disfrutar hace muy poco de ese acontecimiento fascinante y delirante que es la Alta Costura parisina (Haute Couture, para la gente seria… y sencillamente “la couture” para los parisinos).

Y como tal, pues ha habido un poquito de todo, que si una buena dosis de circo (de varios tipos… del de payasos y del romano para echar a los leones), que si llantos, que si desmayos por lo bello y tal y cual.

Si es que al final a todo se acostumbra uno. JA. Eso no te lo crees ni tú.

Porque si has podido en alguna ocasión observar de cerca una de las piezas de costura de algunas de las firmas que se inscriben en este tan selecto club, estarás de acuerdo conmigo en que estabas delante de piezas de artesanía pura y dura. La costura, como el arte, tiene que provocar emociones.

Pues bien, he soñado con que me convertía en una de esas clientas (ricas, que no hay que vendarse los ojos) y despreocupadas que viste única y exclusivamente de Alta Costura. Vamos, lo de la modista de toda la vida que cosía a medida, pero elevado a la decimoquinta potencia intergaláctica.

Y como tal, con ese postureo ficticio de postura-costura que me acabo de inventar, si tuviese que renovar el armario con lo presentado para este verano del 2017 (que por otro lado debería llegar YA), pues yo me hubiese pegado por la primicia de adquirir los diseños que ves en las fotos.

Para empezar, y como Armani, Valli o Redemption proponen, hubiese querido apostar por los pantalones, para ir cómoda todo el día, mientras organizo la agenda que ya se sabe que con tanta vida social habría que buscarse varios looks.

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Evidentemente los pantalones no quitarían el amor incondicional por el brilli-brilli que va intrínseco a lo que la costura es, sobretodo si los diseñadores de la pieza (o sus clientas) vienen de Oriente Medio, porque es obvio que allí, con tanto sol, el asunto brillará hasta dejar ciegas a las envidiosas amigas.

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Para terminar la jornada pero seguir siendo práctica (¿qué os voy a contar yo de los pantalones, no?) pues mira, me podría perfectamente decantar por estos aires masculinos que no dejan de ser sensuales.

Lo cortés no quita lo valiente, y el pantalón no dejaría que limitase el punto romántico y fluido del que también apetece de vez en cuando, que para eso una se levanta glamour. Y no confundas, no es querer ir de princesa, porque hay que tener claro que es mejor ser reina. La cabeza alta y la corona más.

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Después de unos cuantos toques de clasicismo formal, que hay días que te levantas muy señora, pues empezaría el conflicto interno con esa pregunta tan manida del… ¿y qué me pongo esta noche?

Pues a ver, porque no me decido. No sé si vestirme un poco golfa, que para juergas varias y venirse arriba no hay nada mejor, o directamente decantarme por ir sencillamente maravillosa… y el Givenchy de la foto me está haciendo ojitos.

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Aunque bueno, lo que tuve muy claro antes de despertarme de ese sueño es que siempre, y por encima de todo, cuando sientes la llamada de la Alta Costura, lo mejor que puedes ir haciendo es dejarte llevar por tu naturaleza extravagante y un poquito excéntrica. Me encantaron los momentos “Helada Madrina” de Iris Van Herpen, el “ponte la máscara” surrealista de Margiela o esa realeza coronada (¿ves, la coronaaaa?) de la china Guo Pei.

Y es que si no te lo pasas bien… tienes que hacer lo que sea por buscarle la gracia, bonita.

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Jose Luis Maseda

Jose Luis Maseda

Moda en estado puro desde París.

1 comentario
  • Maite

    09/03/2017 at 18:46 Responder

    Soñar es gratis! Jiji

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